War Horse: Spielberg Ha Vuelto

Las expectativas pueden ser traicioneras, cuando uno escucha, lee o ve un tráiler de alguna película, inmediatamente se crea unas expectativas, a veces altas, y cuando el individuo ve la película completa, descubre que cumple las expectativas; ya sean pocas o muchas, y eso hace estar conforme con ese trabajo; pero las expectativas son traicioneras, porque algunas veces buen cine es mal apreciado, por crear unas expectativas que no entran en el juego que el director coloca sobre la mesa: una buena película que no gusta porque no llega a las expectativas.

Tal vez ese sea el principal defecto de War Horse, muchos esperan, por ser dirigida por el maestro Spielberg,  un cine de tamaño obra maestra, y al mismo tiempo no quieren caer en el juego que propone el mencionado director.

Así como el buen vino tiene su manera de tomarse para que sea bien disfrutado, War Horse, para ser disfrutado, debe de apreciarse de cierta manera:

Primero, dejar las expectativas de lado: la película, compara a otros filmes de Spielberg deja que deber, pero el filme nunca pretende tener esa grandeza, pretende ser emotivo y familiar, y lo logra.

Segundo, dejarse llevar: Entiéndase a War Horse de la siguiente manera, Spielberg propone un juego de emociones en determinada parte de la película, su director y su (muy bueno, aunque a veces empalagoso) guión te invitan a subirte a un tren, el cual te llevara, hasta el terminar de dicho film, por unas vía manipuladora; si se sube uno por ese tren, a pesar de ese final tan empalagoso (¡hasta la fotografía es empalagosa!) encontrara con una película conmovedora y excelente; si uno decide quedarse en la estación, el film simplemente no gustara, y hasta molestara.

Lo Bueno: La fotografía, la música de Williams (Aunque en lo personal prefiero la de Tintín)  y el caballo

Lo Malo: La toma final

Señores!! Me subí en el tren

Calif 9.5